martes, 21 de abril de 2015

Reseña: La Canción Secreta del Mundo (José Antonio Cotrina)

La Canción Secreta del Mundo
José Antonio Cotrina

Como admiradora ferviente de la trilogía El Ciclo de la Luna Roja, supone una especie de vergüenza que haya desconocido la existencia de este libro, del mismo autor, hasta tiempos muy recientes. Debo agradecer a Martitara que me descubriera esta obra en uno de sus vídeos de Youtube.




Ariadna es una adolescente que está lejos de ser normal. Su anormalidad va más allá de su peculiar heterocromía, un ojo totalmente negro. La encontraron en Berlín siendo poco más que una niña, en una casa en llamas, y sin recuerdos más allá de aquel momento salvo su propio nombre. Un matrimonio algo peculiar la adoptó y ahora vive en Madrid con sus padres y hermano adoptivos. Tiene un novio, Marc, al que adora, y su vida es todo lo ordinaria que puede ser. 

No obstante todo cambia el día que encuentra a un chico moribundo a punto de ser asesinado por un monstruo conocido como "barracuda". Aquel simple suceso desencadena una serie de acontecimientos que la guiarán al borde del mundo oculto que se esconde tras la aparente normalidad de la realidad vulgar. El misterioso chico, Evan, que tiene un ojo negro como el suyo, le va desgranando una realidad que Ariadna nunca había podido imaginar y que la llevará a conocer lugares de ensueño (o pesadilla) como Iskaria, la Umbría o la casa sin ventanas. Y lo que es más importante: le permitirá adentrarse en la realidad de sí misma, en los recuerdos que conforman a la Ariadna que existía antes del incendio de Berlín.

Tal vez ésa sea la más peligrosa y aterradora aventura de todas.


Este libro derrama imaginación y emociones contenidas por cada letra. Puede que no sean elementos que nunca se hayan visto, pero desde luego nadie los combina como el maestro Cotrina. Y tampoco con tan terrorífico resultado. Puede que sea fantasía, pero es una fantasía cruda, visceral. Con aire de leyenda pero que te hace girarte de vez en cuando para ver las sombras que te acechan por el rabillo del ojo. Borra hábilmente la línea entre ficción y realidad fusionando elementos de ambas. Por no hablar de la creatividad a la hora de poner nombres a las cosas: algunos se te hacen terriblemente terrenales y místicos al mismo tiempo. El resultado es esperpéntico, hermoso y horrible. Todo a la vez.

Al igual que en El Ciclo de la Luna Roja, no hay espacio para las milongas ni los happy moments. Incluso el suceso que pueda parecer más feliz está teñido de tristeza y amargura. Incluso el sentido del humor es en negro, casi cruel. Los giros argumentales están por doquier, y a veces las tornas cambian tan deprisa que no te lo puedes creer. Se agradecen algunos detalles sexualmente picantes que pocas veces se permiten los escritores de fantasía. 

Los diálogos son una delicia. Por mucho que me gusten los diálogos rimbombantes, a veces lees una conversación casual entre dos personajes y piensas "esto no lo dice NADIE en la vida real". Aquí no sucede eso. Hay personajes que hablan con estoicismo y elegancia, pero también los que recurren a palabras vulgares e incluso malsonantes. En un momento dado, una mujer recibe en su casa una visita que no espera y suelta algo como "¡Su puta madre! ¡Hostia! ¿Y ahora qué hago yo?", un diálogo que me resultó tan natural y chabacano que pensé que lo estaba diciendo alguien real. 

Como siempre, se aprecian los grises de la historia. Buenos no tan buenos, malos no tan malos. Malos que adoras, buenos que aborreces (o algo parecido). Malos que son buenos bajo un prisma distinto, y viceversa. Cotrina juega muy bien con estos personajes ambiguos, creando pequeñas joyas en este libro como Volga, Legión, Evan o la propia Ariadna. Y luego está Marc. Marc, Marc. Un punto de luz en un todo negro y corrompido. Tal vez el único tinte romántico, inocente y puro, que se permite el autor.

Si tuviera que sacarle alguna pega sería tal vez que se acelera mucho en la tercera parte. Tal vez demasiado. Puede ser un punto a favor para el clímax, pero también puede dar sensación de no tener el tiempo suficiente para explicar bien cada detalle. Personajes que solo se esbozan de pasada y de los que desearías saber más. Hubo algunos momentos muy puntuales en los que me irritaba que Ariadna recurriera a mil expresiones similares (aunque magníficas) para referirse a su persona. Solo muy puntualmente. No tengo absolutamente ninguna otra pega. 

Se ha ganado el puesto de oro en mi estantería de los grandes. No entiendo por qué no es tan poco conocida. Sin duda sería una obra archiconocida si hubiera estado escrita en inglés. Por desgracia, la obras en nuestra lengua no reciben tanta propaganda.

Muy probablemente el mejor libro que he leído en los últimos años. 


4,5/5


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