viernes, 12 de diciembre de 2014

(Mega) Reseña: Ciudad del Fuego Celestial (Cassandra Clare)

Cazadores de Sombras #6: Ciudad del Fuego Celestial
Cassandra Clare

(o cómo decir adiós a la saga fantástica de mi juventud)


Cinco años después de engancharme a esta saga, la última entrega de The Mortal Instruments, de Cassandra Clare, ha llegado a mis manos. Hace apenas un mes que leí Princesa Mecánica, el último de la trilogía de Los Orígenes, y por lo tanto las expectativas estaban muy altas.

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Cumplidas con creces.




Clary, Jace y el resto de jóvenes protagonistas siguen esperando la embestida definitiva de Sebastian, el hijo de Valentine, que tras conseguir la Copa Mortal tiene el poder para crear una versión aberrante e insensible de los nefilim. El sangriento ataque al Instituto de Los Ángeles les confirma algo que ya sospechaban: Sebastian se está moviendo, reuniendo a sus tropas, y preparado para dar la estocada que desmoronará el mundo de los Cazadores de Sombras tal y como lo conocen.

Mientras tanto el grupo sigue lidiando con sus propios problemas. Jace sigue con el fuego celestial en su interior, controlándolo a duras penas, y no parece haber una solución definitiva para su problema. Alec permanece indeciso y destrozado tras la catastrófica ruptura con Magnus semanas antes, y por consecuencia la ayuda del brujo es algo que no pueden esperar sí o sí. Isabelle y Simon viven su relativo idilio aún siendo Simon un vampiro, y Maia y Jordan llegan a un punto muerto en su relación. Todas estas historias quedarán atrapadas en el fuego cruzado.

Los nefilim deberán elegir sabiamente en quién confiar, pues algunos Subterráneos, como los vampiros o las hadas, pueden no estar de su lado. El desarrollo de las cosas les llevará a combatir a algunos que consideraban amigos, cambiados por las circunstancias, y a ganar pequeñas batallas que al final no serán sino pérdidas en sí mismas. ¿Lograrán proteger todos los mundos conocidos del envite final del hijo de Valentine?



Sinceramente, no esperaba que Cassandra Clare pudiera escribir un libro que superara a las anteriores entregas de la saga; en especial a Ciudad de Cristal, el cierre de la primera trilogía. Es una sensación que creo que muchos fans teníamos tras leer los tres primeros libros y ver que, efectivamente, había continuación. "¿Y ahora qué?" "¿Qué puede hacer que sea más grande y peligroso que lo que sucede en Ciudad de Cristal?". Pues esto, ni más ni menos.


La trama sí resulta innovadora aunque ya era difícil de por sí. Más que batallas súper originales que no nos esperemos, juega con los lugares donde estas se producen para introducir situaciones que no se han visto en la trama. A remarcar los pasajes, totalmente épicos, del bastión de las Hermanas de Hierro y lo sucedido en pleno corazón de Idris. Aunque sin duda para mí el culmen se lo lleva el viaje a Edom: ése tipo de situaciones, donde el grupo debe sobrevivir sin apenas recursos y en un mundo totalmente hostil siempre consiguen mantenerme en vilo, y en este caso lo consiguió. Porque obliga a los protagonistas a colaborar, a comprenderse y a relacionarse en situaciones límite. Oh the feelings...

Hay personajes como Isabelle, Alec y Magnus que llegan a un nuevo nivel de realismo, de complejidad. Y Sebastian... aix, Sebastian. Sin spoilers, yo era partidaria de que su personaje era más profundo de lo que parecía (o más complejo), y el pequeño giro argumental cerca del final de la novela lo demuestra con creces. Los fans de Jace y Clary no quedarán descontentos (imagino), aunque en mi opinión el clímax de nuestros dos protagonistas en cuanto a desarrollo llegó en Ciudad de Cristal, permitiendo en este caso que sean los secundarios los que brillen con luz propia (que tampoco está mal). El papel de Simon es tal vez más humilde de lo que fue en los dos libros anteriores, pero siguen habiendo sucesos puntuales (más mientras más avanza la novela) que le ponen como absoluto protagonista.

El estilo no será una sorpresa para nadie, con esos toques de humor tan típicos de la autora y a la vez el drama y la acción, todo en las dosis necesarias. Habrá algún giro argumental inesperado, en especial hacia la segunda mitad. También una escenita subida de tono que estoy segura que muchos seguidores esperaban. En general cierra todos los cabos abiertos hasta ahora y a su vez deja tramas suficientes para que el lector quede con ganas de más.

Debo decir que Cassandra se ha preparado muy bien el camino para la siguiente saga, The Dark Artifices, que verá la luz en 2015. La inclusión en la historia de personajes como Jules, Emma y Mark Blackthorne (éste último me produce especial curiosidad). A destacar también a Malcolm Fade, un peculiar brujo que hace una aparición fugaz en la historia y que, basándose la secuela en Los Ángeles, seguro que sabremos más de él. 

Un cierre más que épico para esta saga que ha movido masas (y con razón). Personalmente, una parte de mi juventud acaba de morir ahí :'D

No sé quién hizo este gif pero es el/la puto/a amo/a...



4,5/5

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Ahora toca el destripe punto por punto de lo que personalmente me pareció más reseñable. 

A partir de aquí, SPOILERACOS



Lo que me encantó

Sebastian en este libro es sencillamente PER-FEC-TO. Deja lo de ser un malvado ciego como era en Ciudad de Cristal y se convierte en un antagonista que quiere a todo precio ser amado, sin importar lo que deba hacer para ello. Todos intuíamos la ambigua atracción incestuosa de Sebastian hacia su hermana Clary, pero personalmente no esperaba que su objetivo fuera convertirla en reina a su lado (aunque me lo iba oliendo desde el final del quinto-principio de este). El momento final, cuando muere en manos de Jocelyn (esa mujer que se odió durante tanto tiempo por haberle dado a luz), ofreciendo un chispazo de lo que podría haber sido sin la mano negra de Valentine, os juro que me rompió el corazón.


Por fin hemos sabido quién es el padre de Magnus. Yo teorizaba que se trataba de Lucifer, pero el hecho de que sea hijo de uno de los Príncipes del Averno tiene su punto. No solo es un brujo excepcional sino que encima tela marinera la historia de su origen. P.D. En la mitología de la Edad Media, Asmodeus era identificado como el demonio de la lujuria. ¿Coincidencia? No lo creo... (de ahí que Magnus sea un sex-machine, tal vez).


Un detalle tal vez tonto que me encantó es la última conversación de Alec con su padre. Creía que el personaje de Robert ya estaba definitivamente perdido y había empezado a odiarle seriamente, pero ese último momento con su hijo me enterneció. Porque aunque le deja en claro que no le gusta que sea homosexual, sí le considera mejor persona que él y siempre estará orgulloso. Es más de lo que esperaba de un homófobo declarado que además es el nuevo Inquisidor de la Clave.


¡Como olvidar a Jem! Fue una sorpresa descubrir que el fuego celestial tenía el poder de "reconvertir" a los Hermanos Silenciosos. Por fin Jem tendrá su oportunidad de vivir con Tessa la vida que no pudo en el pasado. 

Aunque habitualmente los happy endings me molestan, en el sentido de que no me creo mucho que con todo lo que se arma quede tanta gente viva, no voy a quejarme en este caso. Es la saga de mi juventud y la pérdida de cualquiera de estos personajes me partiría el alma. Prefiero que se queden juntitos y felices (con el tinte agridulce en los casos de Alec/Magnus e Isabelle/Simon) y punto. 


Lo que no me gustó tanto

Tal vez lo que más me indignó fue lo sucedido con Maia y Jordan. En primer lugar, me pareció un poco "meh" que fuera a Jordan al que mataran. Es un personaje que se introdujo apenas en el cuarto libro, y darle un desarrollo así para luego cargárselo... Pues no sé. Por otro lado, el hecho de que Maia quisiera cortar con él me parece sacado de la manga. Y ya no hablemos de que apenas acaba de morir Jordan y Maia ya está liándose con Bat. Coincido con mucha gente que opina que, en este caso, Cassandra Clare patinó y pecó de querer dejar a todo el mundo emparejado sí o sí. Eso jugó una mala pasada al personaje de Maia.


Sobre las muertes... dafuq. Cassandra llevaba tiempo poniéndonos sobre aviso con que iban a morir 6 personajes y no sé qué. Al final resultó ser solo medias verdades. Los únicos personajes que dices "relevantes" (dentro de su papel secundario) que hemos perdido son a Sebastian (obvio que le tocaba palmar), Jordan, Camille Belcourt (ésta no me importa lo más mínimo, la verdad. La odiaba) y Raphael. Tal vez esta última fue la que más me dolió porque por alguna razón siempre he apreciado a Raphael, ya desde Ciudad de Hueso

Sin comentarios con el detalle del preservativo en la primera vez de Clary y Jace. La escena está muy bien escrita y me gustó aunque el Clary/Jace no me llama demasiado la atención, pero ese detalle me dio un ataque de risa tremendo. Jonathan Lightwood Herondale: ¿¿te vas a un mundo de demonios y no se te ocurre otra que llevarte condones?? Macho, haztelo mirar.


Aunque tal vez lo más doloroso ha sido lo de Simon. Eso sí me dolió con todas las letras. Tal vez no lo clasifico como cosa que no me gustó, sencillamente algo que me resultó muy triste. Quiero decir... ¿no le han pasado ya a Simon bastantes cosas como para que encima el suceso más dramático del final le toque a él? Simon, que desde el principio solo ha estado implicado en el mundo de los nefilim por Clary y después por Isabelle; el chico que tiene la parte más pequeña en todo esto, ¿es el que tiene que sacrificar sus recuerdos? Pero es que no solo son los recuerdos del Submundo: eso no me hubiera dolido tanto porque, en cierto modo, lo que Simon deseaba es una vida tranquila al márgen de monstruos y peleas a muerte. Pero también sacrificó todos los recuerdos de su infancia junto a Clary. Y eso es horrible, porque personalmente la relación de amistad de Simon y Clary me parece una de las más bonitas de estas historias. Al final parece que algo van a hacer respecto a eso y lo van a formar como Cazador de Sombras, haciéndole beber de la Copa Mortal, pero no sé si será lo mismo...



Alec & Magnus <3

No puedo evitar dedicarles una sección solo a ellos. No negaré que Alec es mi personaje favorito de toda la saga. Además del maravilloso y creíble desarrollo del personaje en sí, me fascina tanto sencillamente porque es un héroe poco común. Ya me aburren los "gallos de corral" como Jace (que a ver, es un buen personaje... pero no demasiado distinto a tantos otros de semejante talante como Kirtash de Memorias de Idhún, Edward de Crepúsculo, etc.). Y por supuesto con Magnus forma una pareja perfecta a mis ojos, complementándose a la perfección (aunque parezca una razón cliché). El mejor personaje de la saga con mi personaje favorito. ¿Es o no es un combo para morirse?

Su desarrollo sencillamente se me hace mucho más real que el de la pareja protagonista, con unos altibajos bien explicados y unas disyuntivas totalmente lógicas dada su situación particular. Personalmente no ha sido ninguna sorpresa que se reconciliaran. Admito que me chocó manera bruta que rompieran en Ciudad de las Almas Perdidas, pero era muy obvio que Cassandra no iba a construir su relación durante 5 libros para luego dejarlos separados. Sería un contrasentido y una puñalada en el corazón.

Esta vez he visto los roles que han tenido hasta ahora totalmente invertidos, y eso me ha ganado. Ver que esta vez es Alec el que tiene una carrera contrarreloj para salvar a Magnus me emocionó y mucho. También el verle tan hundido, a cuestas entre la preocupación y el arrepentimiento, hasta el punto de que sus hermanos tengan que interceder por él. La escena en la cueva del mundo de los demonios, cuando se da a entender que se ha dejado al alcohol para superarlo... aixxx. La escena del reencuentro es sencillamente HERMOSA.


El desenlace de la relación no obstante me dejó un sabor agridulce. Por un lado es bonito y emotivo, ése "viviré toda mi vida contigo, hasta el día que muera, por lo tanto cada día cuenta". Da un trasfondo desgarrador y "real" a éste romance secundario que ha cautivado a tantos lectores. Increíble en todos los sentidos ese gesto final, el de Magnus dándole a Alec el libro en el que ha escrito gran parte de sus vivencias pasadas más relevantes. Es un "me lo has dado todo y yo también te lo doy, incluido mi pasado". Pero por otro lado no me parece del todo coherente con el desarrollo hasta ahora. 

Creí que la cosa estaba bien encaminada en Ciudad de las Almas Perdidas, cuando Magnus aseguró que estaba dispuesto a quitarse la inmortalidad para vivir una vida normal con Alec. Sí, Alec la cagó con mayúsculas, pero supuse que el amor que Magnus sentía por él sería suficiente para perdonarle y arrancarse la inmortalidad en el siguiente libro, aunque no se lo contara. A lo largo de la historia de Magnus (incluidas las Crónicas de Bane) da a entender que Alec es la persona a la que más ha querido en toda su existencia, pero aún así está dispuesto a tratarle como "uno más" de una larga lista de ex-parejas, a seguir viviendo una vez ya no lo tenga a su lado. Me ha dejado una sensación como de "frialdad" por parte de Magnus, como si su amor por Alec no fuera tan intenso como a la inversa. A ver, es más apegado a la realidad, porque amores tan perfectos no existen (admitámoslo), pero han quedado opacados por el "por siempre y para siempre" de Jace & Clary. Y eso me duele, porque para mí el amor de Alec y Magnus era (sigue siendo, en realidad) mucho más natural y bien construido. Y más después de que Alec estaba dispuesto a quedarse en Edom simplemente para morir con Magnus, sin pensarlo ni un instante.

¿Por qué los gifs de Dean dan para tanto?

¿Hola, Magnus? Soy la realidad: ESTE ES EL DEFINITIVO. 

Siento que me estoy empecinando mucho con este tema, pero es que mi mente no concibe un escenario en el que Alec envejezca y muera y Magnus sencillamente se quede, obligado a pasar página. Tal vez soy egoísta en este sentido, pero es mi OTP y el final feliz para ambos sería envejecer juntos (en mi modesta opinión). 

No sé si leeré las siguientes sagas, pero conociendo el modo de pensar de Cassandra Clare y su manía de entretejer sagas no me extrañaría que hubiera algún cambio en su relación (aunque sea mencionado de forma secundaria) en The Dark Artifices, ubicada unos pocos años después de The Mortal Instruments. Solo por eso ya estaré atenta a lo que salga. 

martes, 2 de diciembre de 2014

Harry Potter vs. Crepúsculo

Harry Potter vs. Crepúsculo



Entrada publicada originalmente en marzo de 2009

No voy a decir que hablamos de las dos mejores sagas fantásticas de los últimos tiempos (porque sería soltar una blasfemia en contra de Canción de hielo y FuegoLa materia oscuraMemorias de Idhún y un largo etcétera) pero sí puntualizar que las que nos ocupan son las sagas juveniles que más fans arrastran a lo largo y ancho de todo el mundo: es pues inevitable que exista cierta competencia entre ellas. Sin que sirva de precedente, voy a dar mi opinión sobre el tema.

Para empezar decir que me he leído ambas sagas más de una vez (Crepúsculo entre dos y cuatro y Harry Potter es ya incontable la de veces...) y que por lo tanto me considero con el criterio suficiente como para poder opinar al respecto.

La principal argumentación sobre si a uno le gusta más una saga u otra viene dada habitualmente por "yo amo a X personaje" o "me encanta cuando X hace Y cosa". Yo, con perdón, tiraré por otros derroteros. Por si las moscas, puntualizar que mis preferidos son Ronald Weasley y Jasper Hale, con posibilidad de incluir en el pack a George &amp; Fred Weasley y Jacob Black. Dicho esto, empecemos.

(ATENCIÓN, PUEDE CONTENER SPOILERS)

La última tendencia que he visto por la red es a decir cosas como "yo empecé a leer con Harry Potter y he crecido con Crepúsculo". El kid de la cuestión viene a la hora de analizar la veracidad de esta afirmación a la que yo me opongo, por supuesto. ¿Puede una historia de niños magos que utilizan hechizos y varitas mágicas ser más madura que una sobre vampirismo, hombres lobo y amor eterno? Una servidora está convencida de que SÍ puede, y de hecho las sagas que nos ocupan son la prueba palpable de que no todo acaba siendo lo que se nos vende.

La prueba más evidente de la madurez de ambas obras nos las ofrecen sus desenlaces. Así, la historia del niño mago favorito del mundo termina en una épica batalla tras y frente los muros de Hogwarts que reduce drásticamente el número de supervivientes a la guerra contra Voldemort. Si bien es cierto que el duelo final entre Harry y Voldemort deja bastante que desear (incluso yo, fan acérrima, quedé levemente decepcionada), Rowling sabe plasmar la crudeza de la guerra en la pérdida personajes tan queridos como Remus Lupin, Nymphadora Tonks o Fred Weasley. Muchos se quejaron en su momento, pero las muertes resultan lógicas si se trata de una guerra, y en ése sentido Rowling ha conseguido salirse de lo fantástico y dotar al desenlace de cierto realismo.

¿Y Crepúsculo? Pues el desenlace (de momento) de la historia se produce en el libro 3 de Breaking Dawn o Amanecer: Renesmee, la preciada hija de Edward y Bella (cuya existencia aún es un absoluto despropósito, incluso dentro del universo de Crepúsculo), es descubierta por una vampiresa que les guarda rencor y por lo tanto sólo es cuestión de tiempo que los Volturi, los grandes jefes del mundo vampírico, se presenten ante ellos por haber roto el principio de crear niños vampiros. Lo lamentable del caso es que todo el libro 3 (que es el más extenso) se basa en una búsqueda que realizan los protagonistas para hallar vampiros que les ayuden a luchar contra los Volturi. No sólo es que los buscan sinó que también se entrenan durante mucho tiempo para poder combatirlos cuando lleguen. Pero llega el final y resulta que la gran disputa se soluciona hablando...¡y encima no muere nadie! ¡No muere nadie cuando se supone que combaten contra los malos malosos malosísimos de la historia! ¿¡Puede resultar serio un libro en el que te preparan para una gran batalla, rellenando páginas y páginas de dudas y entrenamientos sobre ése momento, pero al final esta NO se produce!? Una servidora lo duda: de hecho, el libro parecía un fanfiction y de esos no demasiado buenos. Lamento decir que el poco respeto que podía sentir por los Volturi como villanos se esfumó, y ya no hablemos del concepto de vampiro, que quedó a la altura del betún.

Cambiando de enfoque, siempre se ha discutido el hecho de que la trama de Crepúsculo esté envuelta por cierto aire anti-femenista, creencia alimentada por el hecho de que Stephenie Meyer pertenece a cierta rama mormona. Más que un rumor es algo innegable, porque el personaje de Bella Swan es el perfecto modelo de "mujer machista" y es que la cosa no tiene otro nombre. La chica se ocupa siempre de todas las tareas domésticas mientras su padre y sus amigos de la Push ven el fútbol en el sofá y beben cerveza. Esto pasa a ser un detalle sin importancia cuando se analiza el tema central de la obra que no es otro que el amor "perfecto y eterno" que mantiene con el (pseudo) vampiro Edward Cullen. No sólo es el hecho de que él sea excesivamente celoso y posesivo con ella (llega a romperle el coche para que no vaya a ver a su mejor amigo), sinó que Bella depende en todos y cada uno de los aspectos de su vida de Edward. Cuando él la abandona en Luna Nueva, Bella entra en una depresión que le provoca pesadillas, pierde el interés por cualquier otra cosa e incluso sufre alucinaciones que la impulsan a actos suicidas para poder "oír" la voz de Edward en su cabeza. De hecho, todas las expectativas de futuro de la protagonista quedan aplastadas por la influencia de Edward, siendo que al final renuncia incluso a asistir a la universidad para ser una esposa ejemplar y cuidar a la hija de ambos. Queda claro pues que la dependencia de Bella de su figura masculina es total y absolutamente enfermiza.

Este mensaje, aparentemente bien camuflado, encuentra su polo opuesto en Harry Potter, pues libro tras libro se nos recalca que el alumno más brillante de la "generación de oro" es en realidad alumnaHermione Granger, la imbatible estudiosa que consiguió un Extraordinario en prácticamente todos sus TIMOS y que acompañó fielmente al protagonista durante toda su aventura y le salvó la vida en incontables ocasiones. No sólo eso, sinó que Hermione tampoco ha dependido nunca de un hombre ni mucho menos: siendo Ron Weasley su gran amor, le hizo bailar al compás que ella quería durante prácticamente todo lo relatado en Las Relíquias de la Muerte. Si bien Hermione se deprimió ante la partida de Ron, no dejó en ningún instante de tener claros sus objetivos y JAMÁS perdió de vista la meta de concluir sus estudios con éxito y buscar un puesto de trabajo a la altura de sus expectativas.

Otro tema que estas historias tocan muy de pasada es el materialismo, sólo que en Crepúsculo se exalta esta filosofía y en Harry Potter se rechaza en detrimento de otros valores más importantes. Me explico.

En Crepúsculo, el tema se trata secundariamente y (al menos se hizo el intento) de forma subliminal. Como cualquier lector de la saga sabrá, Bella se debate durante gran parte de la misma entre el gran amor de su vida, el vampiro Edward, y su mejor amigo y hombro lobo Jacob Black. Se intenta resaltar que la elección de Bella en favor de Edward es por amor verdadero y eso, pero no deja de haber ciertos detalles desconcertantes que dan mucho a pensar y que nos deja un desagradable sabor de boca en cuando a superficialidad se refiere.
Por ejemplo:
  • Jacob es un indio quileute con precaria situación económica que vive en una cabaña de madera; Edward vive en una mansión de la hostia en medio del bosque.
  • Jacob viaja en motos y camionetas que él recupera del desguace y reconstruye; uno de los símbolos más famosos de la saga es el "flamante Volvo plateado" de Edward.
  • Jacob debe ir semidesnudo y descalzo porque su padre no puede pagarle la ropa y las zapatillas que destruye cuando cambia de fase a licántropo; a Edward se le describe vestido como "una estrella de cine".
  • En la fiesta de graduación de Bella, Jacob le regala una pulsera de plata con un lobo de madera que él mismo ha tallado; Edward le regala un diamante en forma de corazón.
No digo más. ¿Se nota o no el interés inconsciente de la chica?

Está claro que Bella los quiere a ambos y que elige a Edward porque su amor es más apasionado o lo que sea, eso nadie lo duda. Sin embargo el transfondo nos deja un mensaje de la autora bastante pobre en cuanto a moralidad: "si es rico, es bueno para tí". Sinceramente, es lo que más me cabreó de toda la historia. En cierta manera el mensaje es que Edward quiere "camelarsela" con regalos caros y, tal y como concluye la obra, lo consigue. De hecho le asegura que cuando se casen "compartirá su fortuna con ella": esto para mí es casi "comprar amor". Triste.

El mensaje opuesto se encuentra una vez más en Harry Potter. Bien es cierto que Harry, el protagonista, tiene asegurada la estabilidad económica de por vida gracias a la fortuna que sus fallecidos padres le dejaron en el banco mágico de Gringotts. Sin embargo la solución reside en comparación con su inseparable y mejor amigo Ron Weasley. Ron proviene de una familia numerosa (él es el sexto varón y después aún está su hermana) y tiene problemas económicos incluso para asistir a la escuela. De hecho prácticamente todas las cosas que tiene Ron son de segunda mano o prestadas de sus hermanos (la varita, la ropa, la mascota y un largo etc.). Y aún así, ya en La Piedra Filosofal, Harry rechazó la oferta de amistad de Malfoy el ricachón en beneficio de Ron, que se convertiría inmediatamente en su mejor amigo. De hecho Harry no cesa de expresar que la familia de Ron, a pesar de ser pobre y vivir en una casa humilde, es su familia de magos favorita y envidia profunda (y sanamente) a su amigo por este hecho. Al final, viendo las hazañas de los tres protagonistas, esto viene a demostrar que lo que menos importa es la situación económica y que hay cosas que "enriquecen" más que un puñado de galeones.

Concluimos pues que, al menos a nivel de moraleja, el mensaje de Crepúsculo resulta bastante pobre y lamentable, pues los auténticos esfuerzos quedan sin recompensa y lo que realmente importa queda camuflado debajo del brillo de los diamantes y los Volvos plateados. En comparación, Harry Potter realza toda una serie de valores tales como la amistad, la lealtad y el valor que quedan patentes a lo largo de toda la obra.

En cuanto a la típica discusión de qué es mejor, ahí todo queda a la elección del lector. Pero sinceramente y desde mi punto de vista veo mucho más trabajado el universo de Harry Potter (y no sólo por la extensión de los libros). En Harry Potter nos encontramos con una obra sumamente detallista e ingeniosa, donde existe una historia previa del universo bien definida y a la que se hace alusión reiteramente con cientos de datos históricos. Cabe recalcar también la maña de la autora al inventar aparatos mágicos, pociones, hechizos y un largo etcétera de elementos mágicos. En Crepúsculo poco hay más allá de Forks y los parajes de Volterra, y las alusiones a hechos pasados son borrosas e intrascendentes. El esfuerzo entre ambas obras es pues incomparable.

En lo referente a los personajes, Rowling consigue con unas pocas líneas o un diálogo casual definir la personalidad de los nuevos personajes que va introduciendo, de modo que todos resultan diferentes entre sí y gozan de identidad propia. Meyer no consigue lo mismo con los suyos, ya que a excepción del clan Cullen y Jacob Black los demás personajes quedan pobremente esbozados, seguramente debido a la falta de maña al escribir en primera persona. En ambos casos los protagonistas son bastante odiables (especialmente Edward Cullen, un personaje obsesivo y controlador que intentan vestir de galán romántico), pero hay un elenco bastante bueno de secundarios.

La diferencia es que Rowling sí da a sus personajes la atención que merecen, dándoles una historia propia a cada uno, mientras que Meyer da la sensación de que nada importa más allá de Bella Swan y su novio pseudovampírico. Joyas como Jasper, Rosalie, Seth &amp; LeahEmmet y un largo etcétera son tristemente ignorados para centrar toda la atención en los empalagosos diálogos que escupen ambos protagonistas. En opinión de una servidora, sólo Jacob recibe un mínimo de la aparición que merece, y eso que el final de la historia este personaje es bochornosa y cruelmente vapuleado. En el universo de Harry Potter, personajes tan humanos y bien caracterizados como Ron, Hermione, Luna, Severus Snape o Sirius Black reciben un seguimiento importante de sus historias y una atención más que satisfactoria. La sensación es que, más que contarnos la vida y hazañas de Harry, se nos invita a echar un vistazo desde sus ojos a la multitud de personajes que acompañan al héroe y que, de un modo u otro, le ayudan a crecer.

Para terminar recalcar que soy fan de ambas sagas, pero no hay que engañarse: el abismo de calidad es desproporcionado. El fenómeno mediático que envuelve a Crepúsculo y sobretodo la llegada de la versión fílmica han condicionado en gran medida esta aparente supremacía de la saga. Harry Potter ya gozaba de un éxito aplastante mucho antes de que el proyecto de película estubiera en camino. En resumen, Crepúsculo es más para "verlo", Harry Potter para "sentirlo".

Dejo una pregunta en el aire: ¿qué sucedería si en lugar de americana Meyer hubiera sido inglesa? Mi opinión, el éxito de su saga no hubiera sido ni una décima parte del que presenciamos. Las campañas publicitarias siempre ayudan (y mucho).