Harry Potter vs. Crepúsculo
Entrada publicada originalmente en marzo de 2009
No voy a decir que hablamos de las dos mejores sagas fantásticas de los últimos tiempos (porque sería soltar una blasfemia en contra de Canción de hielo y Fuego, La materia oscura, Memorias de Idhún y un largo etcétera) pero sí puntualizar que las que nos ocupan son las sagas juveniles que más fans arrastran a lo largo y ancho de todo el mundo: es pues inevitable que exista cierta competencia entre ellas. Sin que sirva de precedente, voy a dar mi opinión sobre el tema.
Para empezar decir que me he leído ambas sagas más de una vez (Crepúsculo entre dos y cuatro y Harry Potter es ya incontable la de veces...) y que por lo tanto me considero con el criterio suficiente como para poder opinar al respecto.
La principal argumentación sobre si a uno le gusta más una saga u otra viene dada habitualmente por "yo amo a X personaje" o "me encanta cuando X hace Y cosa". Yo, con perdón, tiraré por otros derroteros. Por si las moscas, puntualizar que mis preferidos son Ronald Weasley y Jasper Hale, con posibilidad de incluir en el pack a George & Fred Weasley y Jacob Black. Dicho esto, empecemos.
(ATENCIÓN, PUEDE CONTENER SPOILERS)
La última tendencia que he visto por la red es a decir cosas como "yo empecé a leer con Harry Potter y he crecido con Crepúsculo". El kid de la cuestión viene a la hora de analizar la veracidad de esta afirmación a la que yo me opongo, por supuesto. ¿Puede una historia de niños magos que utilizan hechizos y varitas mágicas ser más madura que una sobre vampirismo, hombres lobo y amor eterno? Una servidora está convencida de que SÍ puede, y de hecho las sagas que nos ocupan son la prueba palpable de que no todo acaba siendo lo que se nos vende.
La prueba más evidente de la madurez de ambas obras nos las ofrecen sus desenlaces. Así, la historia del niño mago favorito del mundo termina en una épica batalla tras y frente los muros de Hogwarts que reduce drásticamente el número de supervivientes a la guerra contra Voldemort. Si bien es cierto que el duelo final entre Harry y Voldemort deja bastante que desear (incluso yo, fan acérrima, quedé levemente decepcionada), Rowling sabe plasmar la crudeza de la guerra en la pérdida personajes tan queridos como Remus Lupin, Nymphadora Tonks o Fred Weasley. Muchos se quejaron en su momento, pero las muertes resultan lógicas si se trata de una guerra, y en ése sentido Rowling ha conseguido salirse de lo fantástico y dotar al desenlace de cierto realismo.
¿Y Crepúsculo? Pues el desenlace (de momento) de la historia se produce en el libro 3 de Breaking Dawn o Amanecer: Renesmee, la preciada hija de Edward y Bella (cuya existencia aún es un absoluto despropósito, incluso dentro del universo de Crepúsculo), es descubierta por una vampiresa que les guarda rencor y por lo tanto sólo es cuestión de tiempo que los Volturi, los grandes jefes del mundo vampírico, se presenten ante ellos por haber roto el principio de crear niños vampiros. Lo lamentable del caso es que todo el libro 3 (que es el más extenso) se basa en una búsqueda que realizan los protagonistas para hallar vampiros que les ayuden a luchar contra los Volturi. No sólo es que los buscan sinó que también se entrenan durante mucho tiempo para poder combatirlos cuando lleguen. Pero llega el final y resulta que la gran disputa se soluciona hablando...¡y encima no muere nadie! ¡No muere nadie cuando se supone que combaten contra los malos malosos malosísimos de la historia! ¿¡Puede resultar serio un libro en el que te preparan para una gran batalla, rellenando páginas y páginas de dudas y entrenamientos sobre ése momento, pero al final esta NO se produce!? Una servidora lo duda: de hecho, el libro parecía un fanfiction y de esos no demasiado buenos. Lamento decir que el poco respeto que podía sentir por los Volturi como villanos se esfumó, y ya no hablemos del concepto de vampiro, que quedó a la altura del betún.
Cambiando de enfoque, siempre se ha discutido el hecho de que la trama de Crepúsculo esté envuelta por cierto aire anti-femenista, creencia alimentada por el hecho de que Stephenie Meyer pertenece a cierta rama mormona. Más que un rumor es algo innegable, porque el personaje de Bella Swan es el perfecto modelo de "mujer machista" y es que la cosa no tiene otro nombre. La chica se ocupa siempre de todas las tareas domésticas mientras su padre y sus amigos de la Push ven el fútbol en el sofá y beben cerveza. Esto pasa a ser un detalle sin importancia cuando se analiza el tema central de la obra que no es otro que el amor "perfecto y eterno" que mantiene con el (pseudo) vampiro Edward Cullen. No sólo es el hecho de que él sea excesivamente celoso y posesivo con ella (llega a romperle el coche para que no vaya a ver a su mejor amigo), sinó que Bella depende en todos y cada uno de los aspectos de su vida de Edward. Cuando él la abandona en Luna Nueva, Bella entra en una depresión que le provoca pesadillas, pierde el interés por cualquier otra cosa e incluso sufre alucinaciones que la impulsan a actos suicidas para poder "oír" la voz de Edward en su cabeza. De hecho, todas las expectativas de futuro de la protagonista quedan aplastadas por la influencia de Edward, siendo que al final renuncia incluso a asistir a la universidad para ser una esposa ejemplar y cuidar a la hija de ambos. Queda claro pues que la dependencia de Bella de su figura masculina es total y absolutamente enfermiza.
Este mensaje, aparentemente bien camuflado, encuentra su polo opuesto en Harry Potter, pues libro tras libro se nos recalca que el alumno más brillante de la "generación de oro" es en realidad alumna: Hermione Granger, la imbatible estudiosa que consiguió un Extraordinario en prácticamente todos sus TIMOS y que acompañó fielmente al protagonista durante toda su aventura y le salvó la vida en incontables ocasiones. No sólo eso, sinó que Hermione tampoco ha dependido nunca de un hombre ni mucho menos: siendo Ron Weasley su gran amor, le hizo bailar al compás que ella quería durante prácticamente todo lo relatado en Las Relíquias de la Muerte. Si bien Hermione se deprimió ante la partida de Ron, no dejó en ningún instante de tener claros sus objetivos y JAMÁS perdió de vista la meta de concluir sus estudios con éxito y buscar un puesto de trabajo a la altura de sus expectativas.
Otro tema que estas historias tocan muy de pasada es el materialismo, sólo que en Crepúsculo se exalta esta filosofía y en Harry Potter se rechaza en detrimento de otros valores más importantes. Me explico.
En Crepúsculo, el tema se trata secundariamente y (al menos se hizo el intento) de forma subliminal. Como cualquier lector de la saga sabrá, Bella se debate durante gran parte de la misma entre el gran amor de su vida, el vampiro Edward, y su mejor amigo y hombro lobo Jacob Black. Se intenta resaltar que la elección de Bella en favor de Edward es por amor verdadero y eso, pero no deja de haber ciertos detalles desconcertantes que dan mucho a pensar y que nos deja un desagradable sabor de boca en cuando a superficialidad se refiere.
Por ejemplo:
- Jacob es un indio quileute con precaria situación económica que vive en una cabaña de madera; Edward vive en una mansión de la hostia en medio del bosque.
- Jacob viaja en motos y camionetas que él recupera del desguace y reconstruye; uno de los símbolos más famosos de la saga es el "flamante Volvo plateado" de Edward.
- Jacob debe ir semidesnudo y descalzo porque su padre no puede pagarle la ropa y las zapatillas que destruye cuando cambia de fase a licántropo; a Edward se le describe vestido como "una estrella de cine".
- En la fiesta de graduación de Bella, Jacob le regala una pulsera de plata con un lobo de madera que él mismo ha tallado; Edward le regala un diamante en forma de corazón.
No digo más. ¿Se nota o no el interés inconsciente de la chica?
Está claro que Bella los quiere a ambos y que elige a Edward porque su amor es más apasionado o lo que sea, eso nadie lo duda. Sin embargo el transfondo nos deja un mensaje de la autora bastante pobre en cuanto a moralidad: "si es rico, es bueno para tí". Sinceramente, es lo que más me cabreó de toda la historia. En cierta manera el mensaje es que Edward quiere "camelarsela" con regalos caros y, tal y como concluye la obra, lo consigue. De hecho le asegura que cuando se casen "compartirá su fortuna con ella": esto para mí es casi "comprar amor". Triste.
El mensaje opuesto se encuentra una vez más en Harry Potter. Bien es cierto que Harry, el protagonista, tiene asegurada la estabilidad económica de por vida gracias a la fortuna que sus fallecidos padres le dejaron en el banco mágico de Gringotts. Sin embargo la solución reside en comparación con su inseparable y mejor amigo Ron Weasley. Ron proviene de una familia numerosa (él es el sexto varón y después aún está su hermana) y tiene problemas económicos incluso para asistir a la escuela. De hecho prácticamente todas las cosas que tiene Ron son de segunda mano o prestadas de sus hermanos (la varita, la ropa, la mascota y un largo etc.). Y aún así, ya en La Piedra Filosofal, Harry rechazó la oferta de amistad de Malfoy el ricachón en beneficio de Ron, que se convertiría inmediatamente en su mejor amigo. De hecho Harry no cesa de expresar que la familia de Ron, a pesar de ser pobre y vivir en una casa humilde, es su familia de magos favorita y envidia profunda (y sanamente) a su amigo por este hecho. Al final, viendo las hazañas de los tres protagonistas, esto viene a demostrar que lo que menos importa es la situación económica y que hay cosas que "enriquecen" más que un puñado de galeones.
Concluimos pues que, al menos a nivel de moraleja, el mensaje de Crepúsculo resulta bastante pobre y lamentable, pues los auténticos esfuerzos quedan sin recompensa y lo que realmente importa queda camuflado debajo del brillo de los diamantes y los Volvos plateados. En comparación, Harry Potter realza toda una serie de valores tales como la amistad, la lealtad y el valor que quedan patentes a lo largo de toda la obra.
En cuanto a la típica discusión de qué es mejor, ahí todo queda a la elección del lector. Pero sinceramente y desde mi punto de vista veo mucho más trabajado el universo de Harry Potter (y no sólo por la extensión de los libros). En Harry Potter nos encontramos con una obra sumamente detallista e ingeniosa, donde existe una historia previa del universo bien definida y a la que se hace alusión reiteramente con cientos de datos históricos. Cabe recalcar también la maña de la autora al inventar aparatos mágicos, pociones, hechizos y un largo etcétera de elementos mágicos. En Crepúsculo poco hay más allá de Forks y los parajes de Volterra, y las alusiones a hechos pasados son borrosas e intrascendentes. El esfuerzo entre ambas obras es pues incomparable.
En lo referente a los personajes, Rowling consigue con unas pocas líneas o un diálogo casual definir la personalidad de los nuevos personajes que va introduciendo, de modo que todos resultan diferentes entre sí y gozan de identidad propia. Meyer no consigue lo mismo con los suyos, ya que a excepción del clan Cullen y Jacob Black los demás personajes quedan pobremente esbozados, seguramente debido a la falta de maña al escribir en primera persona. En ambos casos los protagonistas son bastante odiables (especialmente Edward Cullen, un personaje obsesivo y controlador que intentan vestir de galán romántico), pero hay un elenco bastante bueno de secundarios.
La diferencia es que Rowling sí da a sus personajes la atención que merecen, dándoles una historia propia a cada uno, mientras que Meyer da la sensación de que nada importa más allá de Bella Swan y su novio pseudovampírico. Joyas como Jasper, Rosalie, Seth & Leah, Emmet y un largo etcétera son tristemente ignorados para centrar toda la atención en los empalagosos diálogos que escupen ambos protagonistas. En opinión de una servidora, sólo Jacob recibe un mínimo de la aparición que merece, y eso que el final de la historia este personaje es bochornosa y cruelmente vapuleado. En el universo de Harry Potter, personajes tan humanos y bien caracterizados como Ron, Hermione, Luna, Severus Snape o Sirius Black reciben un seguimiento importante de sus historias y una atención más que satisfactoria. La sensación es que, más que contarnos la vida y hazañas de Harry, se nos invita a echar un vistazo desde sus ojos a la multitud de personajes que acompañan al héroe y que, de un modo u otro, le ayudan a crecer.
Para terminar recalcar que soy fan de ambas sagas, pero no hay que engañarse: el abismo de calidad es desproporcionado. El fenómeno mediático que envuelve a Crepúsculo y sobretodo la llegada de la versión fílmica han condicionado en gran medida esta aparente supremacía de la saga. Harry Potter ya gozaba de un éxito aplastante mucho antes de que el proyecto de película estubiera en camino. En resumen, Crepúsculo es más para "verlo", Harry Potter para "sentirlo".
Dejo una pregunta en el aire: ¿qué sucedería si en lugar de americana Meyer hubiera sido inglesa? Mi opinión, el éxito de su saga no hubiera sido ni una décima parte del que presenciamos. Las campañas publicitarias siempre ayudan (y mucho).
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